Café, tabaco, salsas… Los enemigos de la blancura de nuestros dientes
El esmalte es una sustancia que protege a los dientes, evitando que los restos de comida y los ácidos producidos por las bacterias causen daños que hagan que perdamos esas piezas. Pero también sufre los ataques de todos estos agentes y puede llegar a desaparecer, haciendo que se pierda esa protección. El esmalte es duro y resistente, pero no indestructible y se puede perder debido a la acción de ácidos y otras sustancias.
Una de las causas de ese ataque al esmalte es el ennegrecimiento del mismo. El diente no es de color blanco puro, sino que tiene su propio tono y color, pero con el paso del tiempo va oscureciéndose de manera natural, pero ese proceso puede verse potenciado por el efecto de varios elementos externos, que atacan a la capa del esmalte y provocan un mayor oscurecimiento de este.
Entre esos productos y elementos que actúan contra el esmalte está el tabaco, el café, el alcohol, las bebidas azucaradas y alimentos ácidos, que pueden provocar un mayor oscurecimiento. Aunque se realice el cepillado tres veces al día y se siga una rutina de higiene correcta, no es suficiente. Este tipo de productos superan las defensas naturales del diente y provocan enfermedades que pueden hacer que se pierda la pieza e incluso algo más grave.
Obviamente, no hay que prescindir de estos alimentos y bebidas. Bueno, el tabaco sí podría entrar en el apartado de productos prohibidos y altamente nocivos, pero las bebidas pueden tomarse con moderación. La higiene dental puede evitar muchos daños producidos por estos elementos, pero hay que tener en cuenta que un consumo excesivo puede causar esos primeros avisos de daño al esmalte.
Para evitarlo y recuperar el color natural de los dientes, se puede optar por el blanqueamiento dental, aunque siempre ha de realizarse bajo la supervisión de un profesional y evitando siempre realizar ese proceso con remedios caseros, que pueden provocar más daño que bien.