
El cuidado de la boca durante las vacaciones
Durante todo el año establecemos unas rutinas que ocupan todo los aspectos del día a día. La higiene dental es una de esas rutinas que llevamos a cabo, cada día y que permite que tengamos una boca y unos dientes limpios y sanos. El cepillado diario, incluso después de cada comida, y los distintos elementos que conforman esa rutina son los que necesitamos utilizar para gozar esa salud en la boca, necesaria para poder hacer que cada día sea un deleite.
Pero llegan las vacaciones y parece que todas esas rutinas se esfuman y nos encontramos con una disciplina más laxa y, como cada año, la higiene dental es una de las que más se abandona. Sabemos que no es por elección, sino que quizá este abandono tiene que ver por los desplazamientos a otros lugares y la imposibilidad para acceder a los elementos que son necesarios para cepillarse los dientes y mantener la higiene en condiciones.
Esta situación, unida a la proliferación de comidas, como ocurre en la época estival o en las Navidades, hace que los dientes sufran más de lo habitual. Pero hay pequeños trucos que pueden ayudar a mantener la higiene, que son sencillos de llevar a cabo y permiten que los dientes puedan limpiarse y la boca esté sana pese a todos esos excesos alimentarios.
Lo principal es beber agua. El resto de bebidas, como el vino, la cerveza, las bebidas dulces y con gas, por ejemplo, atacan al esmalte de los dientes y son bastante perjudiciales. Bebiendo mucha agua se mantiene la boca limpia y evita la acción de estos elementos que son más lesivos para ellos. No hace falta renunciar a su consumo, pero sí que es aconsejable reducirlo en lo posible.
Las comidas también pueden ser un problema. Después de un buen banquete, se ha de limpiar los dientes, aunque sea con agua. Entre ellos pueden quedar restos de comida que no solo atacan el esmalte, sino que además puede traer problemas de mal aliento. Se puede reforzar la acción de la saliva con un chicle sin azucar. La acción de masticar puede reducir el riesgo y mantener el buen aliento.
Lo ideal es mantener la rutina diaria, pero al menos, hay que limpiarse los dientes cada noche antes de dormir. Es el momento del día en que más se reseca la boca, por lo que las bacterias actúan con más contundencia. Es mejor cepillarse antes de dormir, si solo se puede hacer una vez al día. Hay que disfrutar de los días de vacaciones, comer y beber lo que apetezca, pero siempre, con moderación y pensando en la salud de los dientes, ya que si estos no están en condiciones, pueden amargar esos días tan esperados.
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