La lengua también ha de cepillarse
Afortunadamente, el cepillado de los dientes es muy común y es raro que se descuide la limpieza de la boca. Pero además de los dientes, hay que tener en cuenta que las bacterias no solo están presentes en los dientes. También se pueden encontrar en otras partes de la cavidad bucal. La parte interna de las mejillas o la lengua son lugares muy delicados, donde se pueden acumular las bacterias y provocar problemas.
La presencia de bacterias en la lengua puede llegar a causar halitosis, un problema muy desagradable y que puede resultar muy molesto. Pero también puede hacer que de la lengua pasen a los dientes. Por ello, hay que dedicar también un rato a cepillar la lengua para dejarla limpia.
La lengua debe cepillarse y para ello, muchos cepillos cuentan con un limpiador lingual, una pequeña pieza de goma, situada normalmente en la parte posterior del cepillo. Con ella, se ha de realizar un movimiento desde la parte posterior de la lengua hacia la punta. Hay que repetir este proceso durante varias veces, sin ejercer mucha presión pero arrastrando toda la suciedad hacia fuera.
Es importante que el limpiador esté húmedo, para permitir un mejor desplazamiento y además que la limpieza resulte más efectiva. Además de los cepillos, existen limpiadores linguales específicos que tienen una acción mayor en la lengua y son más eficientes. En el caso de no contar con uno de ellos o con un limpiador específico, el cepillo tradicional puede servir, aunque no es tan práctico.
Después del cepillado de los dientes y la lengua, es aconsejable completar la limpieza de la boca con un enjuague bucal, que acaba de eliminar cualquier rastro de bacterias. Así podemos estar tranquilos sobre la limpieza de nuestros dientes y tendremos una salud dental envidiable.