
Navidad, comidas, cenas e higiene dental… ¡Todo es posible!
¡Ha llegado la Navidad! Nos esperan muchas comidas y cenas con la familia y los amigos, así que tenemos que reservar mucho tiempo para disfrutar de unos intensos días de celebración en la que las comidas y cenas están presentes de manera casi continua. La cena de empresa, comidas con los amigos, reuniones para tomar algo… ¡Estamos listos para unas jornadas de diversión y alegría con nuestra gente! Pero durante estos días, vamos a someter a nuestros dientes a un castigo bastante importante, porque entre los platos y las delicias que disfrutamos estas fiestas, hay cosas que no solemos comer y que pueden llegar a afectar a nuestros dientes.
Por ejemplo, hay comidas muy elaboradas, que pueden contener ingredientes que ataquen el esmalte de los dientes. Hay salsas que no solemos consumir normalmente y que ofrecen un grado de acidez que puede llevarnos a algún problema, sobre todo si ya tenemos algún problema como una caries por tratar. Y además, están los dulces. Turrones, polvorones, bombones… ¡Es el momento de los excesos y nuestros dientes pueden acabar perjudicados por ellos!.
Así que, en estos momentos en los que bajamos un poco la guardia, consumimos también algo más de alcohol y descuidamos la higiene bucal, hay que hacer un esfuerzo y conseguir mantener nuestra rutina de limpieza. Aunque nos cueste. El cepillado es fundamental para mantener la salud bucodental y es lo primero que tenemos que hacer para conservar el buen estado de nuestros dientes. Hay que recordar que tras una buena comida, ha de haber siempre una buena limpieza para eliminar los restos de comida de nuestros dientes y evitar que las bacterias puedan alimentarse de estos.
No es que tengamos que llevar siempre encima el cepillo de dientes, pero podemos evitar que se acumulen estos molestos restos utilizando medios alternativos, que limpien nuestra boca y que minimicen los daños. Es decir, no está de más llevar siempre encima un rollo de hilo dental para usar en una fugaz visita al baño. Con este se pueden eliminar los restos más molestos, evitando que dañen los dientes y no tener que utilizar los peligrosos mondadientes. No ocupa mucho sitio y nos ayuda a mantener la higiene dental.
Ante la falta de cepillo, un breve enjuague con agua puede retrasar el efecto de los ácidos de las bacterias y siempre está bien tener un chicle sin azúcar para producir una salivación que ayude en la limpieza. Con estos consejos, podemos mantener una cierta higiene antes de poder realizar un cepillado completo y adecuado para nuestros dientes.
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